sábado, 19 de marzo de 2011

¿QUÉ SIGNIFICÓ LA AMENAZA DE MOYANO?

Una amenaza de paro para defender
los negocios mafiosos de la burocracia  
por cargos en la interna peronista

Nuestros  perseguidos son  los  procesados  por  luchar
La amenaza de paro de la CGT fue una maniobra de defensa ante el pedido de informe de la justicia de Suiza por corrupción, que "se le pasó" a la Cancillería argentina del "cristinista" Twiterman y fogoneó el vocero de la Suprema Corte, Lorenzetti, amigo de Magnetto y de Techint. Pero la defensa encubría un aspecto de ofensiva política de la burocracia sindical: pelear poder al interior de la coalición peronista de gobierno. Por ninguna de las dos razones era nuestro paro.
La defensa de los ataques judiciales era una defensa de negocios mafiosos, mientras no movieron un dedo por los más de 4.000 trabajadores y jóvenes que están procesados por luchar. Cuando lo detuvieron al Momo Venegas, amigo de Barrionuevo y Duhalde y acusado de envenenar a sus afiliados con medicamentos truchos sacaron un comunicado defendiéndolo. En cambio, cuando los obreros de Kraft ocuparon la planta de la patronal yanqui contra los despidos, Moyano los acusó de “ultraizquierda” abriendo el camino a la represión de la bonaerense, y hoy la CGT no abre la boca para defender a los delegados ante los procesamientos judiciales por cortar la Panamericana. Después del amague de paro de la CGT, la justicia suiza dijo (no sin confusión) que "Moyano no está bajo investigación". Las causas contra los miembros de la Comisión Interna de Kraft, siguen. No defienden de los ataques judiciales a los que luchan, defienden sus privilegios millonarios.
Pero Moyano no estaba amenazado de ir preso, como Venegas o Pedraza. El día anterior habían propuesto que Héctor Recalde, su abogado, como candidato a vice presidente para acompañar a Cristina en la reelección. Tampoco Viviani, ni Puimato y ninguno de los dirigentes de la CGT, creían que podían lograr tal cosa. Pero bajo la idea de que están disputando "poder para los trabajadores" la burocracia está en una disputa política en la interna peronista para negociar más cargos en las listas para las elecciones y asegurar su propia "reelección" en la alianza de gobierno al frente de la CGT. El ministro Tomada, alguien que conoce el paño de la burocracia sindical, calificó la movida como "una sobreactuación mediática". La puesta en escena golpeó la mesa, amenazó con mostrar el poder del aparato de Moyano de paralizar el transporte, despues del "ninguneo" de Cristina en el acto de Huracán, que los mantuvo alejados del palco por considerarlos "piantavotos" ante la clase media y cediendo a los reclamos del empresariado a los que las presidenta quiere conquistar el corazón. No se sabe qué tanto consiguió en la negociación pero Cristina debió declarar en un acto con intendentes en Avellaneda que “Yo no vine a dividir, yo no vine a separar ni a combatir con nadie. No esperen que alce mi voz o mi mano contra otro argentino”. Es decir, ratifica la alianza.
Cristina quiere separarse, ante los ojos de millones, de su alianza con Moyano porque eso le redundaría en más votos de los sectores que odian a la corrupta burocracia sindical. Pero es conciente que gobierna en la cima de un trípode: el aparato político de intendentes y gobernadores, el arco de agrupamientos de la centroizquierda K que se mostró en el acto de Huracán y la burocracia sindical de la CGT. No sólo la sostiene con prebendas millonarias sino que la utiliza para contener los reclamos por el salario y contra la tercerización laboral. Ambos quieren poner a raya a los delegados de base y sectores combativos que son atacados por luchar tanto por el gobierno, la justicia y las patronales con causas y procesamientos por cortes de vías, rutas y piquetes de huelga; como por la misma burocracia con patotas como la de Pedraza. Con Kirchner en vida, Moyano también se cruzó con Cristina en el mismo palco del acto de River por "el sueño de la CGT de un trabajador de presidente". Era cuando el gobierno vetó el 82% para los jubilados. Moyano no planteó ninguna medida para defender a los trabajadores pasivos. Peor aún, días más tarde, la patota de Pedraza, envalentonada, asesinaba a Mariano Ferreyra. Esta tarea de policía interna del movimiento obrero que juega la burocracia sindical es lo que Moyano quiere cobrar políticamente al gobierno con puestos de concejales y diputados. Moyano no le ha hecho un sólo paro al peronismo en el poder, ni a los Kirchner ni a Duhalde, por el contrario le cubrió las espaldas al ataque de la devaluación al salario. Moyano no quiere romper con el gobierno sino ocupar en el segundo mandato el mismo rol que en el de Néstor Kirchner, "su reelección". "Vos tenés tu reelección, yo quiero la mía" es el mensaje de la burocracia a Cristina. Durante la gestión de Néstor Kirchner la CGT ocupaba un poder real que ahora, con el período "institucional" de CFK, debe concretarse en puestos en lugares de decisión. No busca "poder de los trabajadores" sino poder para la burocracia sindical que parasita nuestros sindicatos y vive dentro del peronismo, igual que Cristina.
Tampoco es del interés de los trabajadores alinearnos con la justicia que persigue y procesa delegados de base, con la oposición patronal que, como expresan Carrió o De Narvaez, dicen que "hay que acabar con el poder de Moyano", para en realidad atacar a los sindicatos. Nuestra denuncia y nuestra lucha contra la burocracia incluye la defensa de las organizaciones de los trabajadores, que la burocracia debilita y paraliza, para transformarlas en herramientas de lucha. Por lo tanto somos lo opuesto a Pino Solanas y Proyecto Sur que militan junto al Grupo Clarín que tienen en sus plantas de diarios, radios y tv miles de trabajadores precarizados, y utilizan el desprestigio de la mafia burocrática de los sindicatos para atacar el derecho a huelga y minar el poder de toda organización gremial, para debilitar a los trabajadores y aumentar sus ganancias. Mientras por TN, Pino Solanas se la pasó hablando del "tren para todos" no apareció ni en películas durante la lucha por terminar con miles de tercerizados en el ferrocarril Roca.
Una acción nacional de lucha unificada, que se niegan a hacer Moyano y la CGT, debería responder al hecho que el 50% de los trabajadores argentinos gana menos de 2800 pesos mensuales. Que el 84% de los jubilados percibe la mínima bajo la línea de pobreza. Que el 35% de los trabajadores está en negro y millones de trabajadores trabajan precariamente, con contratos basura, para empresas tercerizadas. Una central obrera sin burocracia sindical convocaría una paritaria nacional única para imponer un salario mínimo que alcance para cubrir la canasta familiar ($4800), para que pasen a planta permanente todos los trabajadores, por el 82% móvil para todos los jubilados. Y por empezar, por la amnistía a los 4000 procesados por luchar, porque nada se consigue sin lucha, sin huelgas ni piquetes.
La manera de ir en ese camino y terminar con la corrupta burocracia sindical que parasita nuestros sindicatos es organizando una gran corriente militante en los sindicatos y los lugares de trabajo como la que el PTS y su juventud trabajadora-estudiantil impulsamos junto los obreros de Zanon y el sindicato ceramista de Neuquén, los delegados de las comisiones internas de Kraft y Pepsico en la industria de la alimentación, los ferroviarios de la agrupación Bordó del Roca, los metrodelegados clasistas del subte y miles de luchadores antiburocráticos y delegados de base de todo el país.

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